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Schiff ha sido crítico con bitcoin y el dinero fíat durante varios años.
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Las stablecoins tradicionales no generan intereses, una clara desventaja, según especialistas.
El economista reconocido por ser un defensor del oro y crítico del sistema monetario fíat, Peter Schiff, compartió recientemente su opinión sobre las principales stablecoins (monedas estables). Cree que existen alternativas más viables para los inversores.
En su cuenta de X, Schiff expresó su descontento con el hecho de que las stablecoins ancladas a la moneda estadounidense «no generan rendimientos para los usuarios», algo que considera fundamental. Estas mantienen el mismo precio que el dólar (USD).
A partir de esto, planteó: «¿Por qué alguien querría tener un token respaldado por dólares cuando puede tener uno respaldado por oro? Está claro que el futuro de las stablecoins está ahí, no en los dólares ni en los bonos del Tesoro».
Si bien las stablecoins ancladas al oro (activos que mantienen el mismo precio que dicho metal) no garantizan rendimientos, históricamente han tenido una tendencia alcista respecto al dólar. Esto es en parte lo que le hace pensar a Schiff que este tipo de monedas estables son mejores como inversión que las que siguen la cotización de la moneda estadounidense.
El oro, como se ve a continuación, registró un nuevo récord de precio de USD 3.500 por onza.

En este sentido, el famoso comentarista financiero ve gran futuro para las stablecoins de oro, lo que muestra una mayor cercanía de este al mercado de criptomonedas, pese a haber sido en el pasado un fuerte crítico de bitcoin (BTC).
La declaración de Schiff resuena con lo expresado por Brian Armstrong, CEO del exchange de criptomonedas Coinbase, a principios de abril, cuando afirmó que «tanto los bancos como las empresas de criptoactivos deberían tener la oportunidad de ofrecer intereses a sus clientes». Según Armstrong, «la política estadounidense no debería proteger a los bancos a costa de la innovación ni del interés del público». Esto fue reportado por CriptoNoticias.
Mientras tanto, el debate en torno a las stablecoins se intensifica en Estados Unidos con la introducción de la Ley GENIUS, una iniciativa bipartidista presentada en febrero por el senador Bill Hagerty. El proyecto busca establecer un marco regulatorio claro para las monedas estables, exigiendo licencias estrictas, reservas 1:1 respaldadas por dólares o activos altamente líquidos, y medidas contra el lavado de dinero. Sin embargo, un aspecto controvertido es la prohibición explícita de que los emisores de stablecoins ofrezcan intereses a los tenedores, una restricción que entra en conflicto con las posturas de Brian Armstrong y otros defensores de la innovación financiera.
Esta controversia regulatoria ha reavivado la conversación sobre cuál es el respaldo más adecuado para las stablecoins. Algunos expertos, como Peter Schiff, abogan por alternativas al dólar que ofrezcan mayor estabilidad a largo plazo. En este contexto, el oro se perfila como una opción atractiva para quienes cuestionan la sostenibilidad de las monedas fíat.
De hecho, Max Keiser —asesor en temas de bitcoin del presidente Nayib Bukele en El Salvador— es otra de las voces que sostiene que el futuro de las stablecoins no está en el dólar, sino en el oro. A finales de marzo, Keiser publicó en su cuenta de X que, aunque el dólar es menos volátil que bitcoin, a largo plazo terminará perdiendo valor frente a la inflación. Cree que países como Rusia, China, Irán y Arabia Saudita deberían considerar el uso de una stablecoin respaldada por oro.

Respaldo tangible en un mundo digital: así funcionan las stablecoins ancladas al oro
Las stablecoins respaldadas por oro son tokens digitales cuyo valor está vinculado al precio del metal amarillo, con cada unidad representando una cantidad específica de oro físico almacenado en bóvedas. Las principales siguen su precio por onza, que es el peso clásico de medida del activo, aunque se puede dividir en proporciones menores.
A diferencia de las stablecoins tradicionales como USDT o USDC —respaldadas por dólares estadounidenses y activos financieros como bonos del Tesoro—, las de oro buscan ofrecer una alternativa más resistente a la inflación. Esto es debido a que el metal posee un suministro escaso que se emite de forma descentralizada, en contraste con la moneda estadounidense cuya impresión depende del gobierno de turno.
Entre los ejemplos más destacados se encuentran tether gold (XAUT) y pax gold (PAXG), que fueron lanzadas en 2020 y 2019. Estas son las de mayor capitalización de mercado, por un valor cada una de USD 800 millones y USD 775 millones, respectivamente.
Mientras que las stablecoins tradicionales dependen de la confianza en el sistema financiero convencional, las respaldadas por oro se basan en un activo físico considerado como reserva de valor por su suministro escaso descentralizado. Esta conexión con un bien tangible les otorga una percepción de mayor estabilidad frente a la volatilidad económica.
Sin embargo, este respaldo también implica ciertos desafíos. Para mantener la transparencia y la confianza del público, los emisores deben realizar auditorías periódicas que verifiquen que cada token emitido está efectivamente respaldado por oro almacenado en bóvedas con suficiente liquidez.
Aunque, mientras sus emisores se aseguren de su correcto respaldo, las monedas estables que siguen al metal resultan más accesibles que tener oro tangible, lo que ha alimentado su uso. Esto es puesto que, al funcionar en redes de criptomonedas, no tienen límites de fronteras y pueden guardarse y transferirse digitalmente.
No obstante, de momento, las stablecoins ancladas al dólar siguen dominando al mercado, siendo las más utilizadas. Las principales, USDT y USDC, se ubican en los puestos 3 y 7 del ranking de los criptoactivos con más capitalización, por un monto de USD 151.000 millones y USD 60.000 millones.